Goticismo

A finales del Medievo, se dio un estilo arquitectónico destacado principalmente en lo religioso. Imponentes catedrales, impresionantemente iluminadas en su interior por vidrieras, fueron construidas para demostrar la grandeza del dios cristiano, así como un deseo de acercamiento a él. No obstante, artistas y pensadores renacentistas, entre ellos el italiano Giorgio Vasari, a quien se le atribuye la denominación ‘gótica’ de manera despectiva para este tipo de arquitectura, creían propia de bárbaros a esta forma de arte. Gótico como sinónimo de Godo, es decir terrorífico, amenazante, bárbaro, se consideraba ruina para la cultura por no cumplir con los ideales de belleza clásica del Renacimiento. Thomas Karlsson en su libro Qabalah, Qliphoth and Goetic Magic, los describe como la claridad, razón y reglas. También nos adentra a cómo a partir de a finales del siglo XVIII, lo gótico fue visto con otros ojos que lo consideraron ideal estético. Así la arquitectura bajo este nombre fue nuevamente apreciada, pues fue asociada con temas tétricos. Lo que alguna vez fue oscuridad y barbarismo durante el Renacimiento, se convirtió en gran fuente de inspiración para escritores e intelectuales europeos. Narra que los románticos ingleses se entusiasmaron por el horror en lugar de la pureza de la luz y lo estructurado del Clasicismo. Aquí vemos otra polaridad; el conflicto entre Clasicismo y Romanticismo. El primero, ideología estética e intelectual que abarcó desde a mitades del siglo XVIII hasta primer cuarto del siglo XIX, intentaba regresar a los ideales grecorromanos y exaltaba la importancia de la razón, pues también pretendía un retorno a los valores renacentistas. Como contraparte surgió el Romanticismo a finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX; movimiento artístico, cultural y político más humano que le dio prioridad a los sentimientos y a la libertad de expresión. Como ramita nació la narrativa gótica, conocida también como narrativa de terror.

Hablando desde una perspectiva mística, el mismo autor en su libro citado anteriormente, menciona que lo gótico representa algo metafísico como las visiones, sueños, oscuridad, inspiración e infatuación. Así como el lado de la luz refiere a un perfecto orden religioso y se caracteriza por los movimientos masivos, el oscuro simboliza lo salvaje e ilimitado y enfatiza lo excéntrico y exclusivo. Dice que explorar la oscuridad se convirtió en un camino para conocer la naturaleza oculta del ser humano, una forma de expresar nuestra sombra. En la magia contemporánea, tenemos el choque de ideas entre Camino de la mano derecha y Camino de la mano izquierda. Thomas Karlsson señala que muchas religiones se consideran un camino fácil para todos que conduce a la salvación y por otra parte, las formas oscuras de espiritualidad no pueden venderse, pues no son para cualquiera. Este importante ocultista indica claramente que para ser capaz de ir  por el sendero oscuro, uno necesita la habilidad de penetrar la superficie de las palabras, símbolos e imágenes, pues el peligro de esta vía no es ser condenado por devotos a la luz, sino ser incapaz de ver más allá de los clichés y falsas descripciones. Nos recuerda que el Camino de la mano izquierda nada tiene que ver con dañar a otros. Es un proceso espiritual en el que la persona abre una puerta a los rincones más recónditos de su alma.

            Retomando la historia, el cine de terror se dio a principios del siglo XX y al igual que la narrativa en la que éste fue basado, ha ido evolucionando hasta nuestros días. Ambas cosas inspiraron la creación de una cultura underground a principios de los años 80’s. Todo inició en Londres con la apertura de un club llamado Batcave, originalmente dedicado al new wave, entre otros estilos del rock de la época. Después hizo énfasis en el rock gótico, derivado de otros géneros musicales, especialmente del post punk. A los jóvenes les encantó la idea de lo tenebroso y así nació la escena oscura que hasta nuestros días se ha ido desarrollando de diversas maneras en el mundo entero. Hoy podemos decir que es un movimiento que abarca formas de pensamiento, estética, música, literatura y otras artes. Como en todas las tribus urbanas, sus integrantes comparten la pasión e ideología sin dejar de ser ellos mismos. Aunque también existen, por desgracia en grandes cantidades, aquellos que pretenden ser algo que no son por su deseo de acoplarse y estar a la moda, entre otras superficialidades que nada tienen que ver con en realidad disfrutar y sentir el movimiento, pero eso ya es tema diferente.